No quedaban nombres buenos

jueves, 29 de diciembre de 2016

No quedaban nombres buenos


No busques el término variedro en el diccionario, no lo encontrarás. Me lo tuve que inventar. Y es que ya somos unos cuantos hablando de juegos de mesa, diseño y millones de cosas más en la red. Un nombre original y con gancho es algo complicado de hallar, o de concebir como ha sido en mi caso. Permíteme que inaugure este blog comentándote cómo ha sido este proceso creativo para mí, y quizá te sirva de inspiración para cuando te enfrentes a este mismo problema.

Crear una marca no es sólo hallar una palabra atractiva, es dar con el nombre capaz de transmitir la idea de tu proyecto. Peor aún, también debe insinuar un estilo, una estética, que deberá volcarse en el logo que acabe sirviéndote de bandera. Y para rizar el rizo, lo ideal es que ese nombre sea corto, único, sencillo de recordar y con encanto. Que además suene español es todo un plus, dada la tendencia actual a poner nombres a la inglesa. En mi caso, creo haberlo conseguido.

Es importante que piense que lo he logrado: debo creerme mi marca porque si no, ¿de qué me serviría? Pero para crearla tuve que hacer un poco de investigación y otro poco de ensayo y error, es decir, averiguar qué nombres estaban ya en uso (y de paso ponerme un poco al día de cómo está el panorama de los juegos de mesa en España) y practicar con boli y papel posibles nombres para mi proyecto.

Lo que descubrí en mi exploración de la red fue bastante originalidad: menos uso del que esperaba de la palabra dado o ficha, aunque sí de juego, y no tanto intrusismo del inglés en los nombres (representado básicamente en el uso del término game). Con eso ya pude determinar qué palabras debía tratar de evitar. Ya sólo me quedaba lo fácil, crearlo.

¿Y en qué otras palabras me podía basar para mi nueva y flamante marca? Ya no tengo los papeles en los que hice mis pruebas, pero sí recuerdo haber buscando en un diccionario web de latín palabras relacionadas con aquellas que quería evitar. De ahí no saqué nada en claro, así que me fijé en lo que es un dado en si. No es siempre un cubo de seis caras, y puede tener pintados cualquier clase de símbolos. Sin embargo, lo que es común a todos los dados es que son poliedros, figuras geométricas cuyos nombres vienen determinados por su número de caras. Ahí tenía un concepto interesante. Y, como no, ese nombre y similares ya estaban en uso en alguna que otra web. Pero bueno, quedaba la posibilidad de combinarlo con otro término, por ejemplo lúdico. Pensando de esta forma llegué a Ludiedro, y pensé seriamente que podría ser el nombre adecuado pero... No había sido el primero al que se le ocurría el término. La verdad que por este punto no veía claro por donde tirar, las mejores opciones las tenía vedadas. Pero no hay nada como pensar un poco más para encontrar una buena alternativa.

Reflexioné sobre la disparidad de dados y juegos de mesa que hay en el mercado, además de la diversidad temática que quiero mostrar en este blog. Es decir, la clave estaba en la variedad. Y si la juntas con poliedro, oh sorpresa, puedes obtener...


He de confesar que no lo tuve claro al principio, y traté de encontrar otra combinación más interesante. Alguna debió ocurrirseme, pero no demostró mayor entereza que VARIEDRO. Es una palabra que tiene todo (o casi) lo que necesitaba: brevedad, originalidad, fácil de recordar y con un extraño encanto. Aún ahora que escribo estas líneas se me hace una palabra rara, en el buen sentido, por su exotísmo. Si tuviera que darla un significado sería algo así como "poliedro de forma y número de caras indeterminado". Y justo eso es lo que pretendo mostrar en este blog, una creatividad polimórfica.

POSDATA

Dejaré para otras entradas la diversión que fue diseñar la fuente para el título del blog y la creación de ese extraño cubo rojizo que decora la columna izquierda de Variedro.

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